María Luisa Ramos Urzagaste
Viceministra de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia (2017). Ejerció como Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria de Bolivia ante la Federación de Rusia (2009−2015), Embajadora ante el Reino de España (2016−2017) y viceministra de Relaciones Económicas exteriores de Bolivia (2006−2007). Fue condecorada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia "Por su aporte a la cooperación internacional". Miembro de la Junta Ejecutiva del Foro de Paises Exportadores de Gas GECF (2009−2012) en representación de Bolivia. Actualmente como columnista de la agencia de noticias rusa Sputniknews en español, aborda distintos temas de política internacional, temas ambientales, históricos, integración regional, entre otros.
Prohibido olvidar a "Los Novios de la Muerte"
Una de las más trágicas consecuencias de la segunda guerra mundial fue que, por decisión de los organismos de contrainteligencia norteamericana, fueron reclutados en estructuras a su servicio, nazis, a quienes se les dio una segunda oportunidad y no la desaprovecharon.

Como lo relata Martin Lee en su libro "La bestia despierta. Resurgimiento del fascismo de agentes de espionaje de Hitler a grupos neonazis de hoy y de extrema derecha", después de la guerra, un número significativo de nazis convencidos se mantuvo en libertad. En 1947 el principio rector de la contrainteligencia norteamericana cambió radicalmente: la cacería de nazis fue cambiada por la actividad anticomunista.

Aunque los agentes del CIC, Cuerpo de Contrainteligencia del Ejército de los Estados Unidos, continuaron rastreando a los nazis, su objetivo no era el arresto, sino el reclutamiento. Aproximadamente 120 mil personas pertenecían a esta categoría, en su mayoría miembros de las SS y la Gestapo, personal militar de alto rango, así como algunos funcionarios del Tercer Reich.

Esa decisión, como parte de la nueva estrategia por el dominio mundial de parte de EEUU, tuvo consecuencias funestas en la región latinoamericana.
El continente no solo valió de refugio, sino también sirvió como un nuevo espacio geográfico para planificar, entrenar y sostener nefastas dictaduras militares
Según las investigaciones de Lee, el prominente nazi Reinhard Gehlen, hizo una oferta a los estadounidenses que no pudieron rechazar. Gehlen les informó sobre un enorme archivo de información sobre espías en la URSS que escondía en las montañas. Gehlen no solo conocía el lugar donde estaba escondido el tesoro, sino que, si fuese necesario, podía activar una red subterránea de anticomunistas convencidos.

Así, el jefe de inteligencia del Frente Oriental, el teniente general de la Wehrmacht, Reinhard Gehlen, acordó con los estadounidenses en abril de 1945 ponerse a su servicio. Gelen les contó sobre el enorme archivo de información oculto en las montañas y sobre su red de inteligencia que funcionaba contra la URSS. De ese modo, el nazi estaba listo para compartir información y continuar liderando una red clandestina de anticomunistas convencidos, teniendo en cuenta los intereses y las tareas de los Estados Unidos.

Los funcionarios estadounidenses sabían que estaban haciendo un trato con personas que cometieron crímenes atroces contra la humanidad, sin embargo, la lógica de "el fin justifica los medios" prevaleció en esta decisión de reclutar a los nazis y utilizarlos para nuevas, pero en los hechos, viejas funciones.

Uno de los personajes de esta lista era el jefe de la Gestapo en Lyon, el SS Hauptsturmfuhrer Klaus Barbie. Por su crueldad extrema durante la guerra, recibió el apodo de "El carnicero de Lyon".
En 1947, un tribunal francés lo condenó en ausencia a la pena de muerte, por crímenes de guerra. En el mismo año, Barbie se convirtió en agente del Cuerpo de Contrainteligencia del Ejército de EE. UU
Barbie fugó a América Latina en 1951 en lo que se llamó "la ruta de las ratas". Con un nuevo nombre, Klaus Altmann Hansen, se desempeñó como asesor de seguridad en varios regímenes militares sucesivos en Bolivia difundiendo la enseñanza fascista en ejército boliviano.

El carnicero de Lyon confesó a unos periodistas franceses que él trabajaba para Gehlen. Barbie, vivió impune durante más de tres décadas, pero fue el boliviano Gustavo Sánchez Salazar, quien fungía como viceministro del interior en 1983, la persona que entregó a Barbie a Francia para ser juzgado por sus delitos.

"Yo estaba un poco obsesionado con Barbie", confesó el ex viceministro, quien, en los años 70, estando en Chile, junto a Regis Debray y el cazador nazi Serge Klarsfeld, planificaron secuestrar a Barbie, pero el plan les falló. Una década más tarde, durante el gobierno democrático de Hernán Siles Suazo en 1982, Sánchez[1] recibió el encargo del entonces presidente de "cuidar" al Carnicero de Lyon día y noche con el objetivo de entregarlo a las autoridades francesas.

Sánchez supo que durante la guerrilla de 1967 liderada por el Che Guevara, oficiales de la CIA llevaron a cabo interrogatorios donde participó el asesor del entonces presidente de Bolivia René Barrientos, Klaus Altmann (Barbie) y durante la dictadura de Hugo Banzer a principios de la década de 1970, el criminal nazi continuó interrogando y torturando a los opositores del régimen.
En Bolivia, Barbie tenía un gran negocio con traficantes de drogas y su propio equipo de asesinos, bajo el siniestro nombre de "Los Novios de la muerte"
En 1983 Altmann fue atrapado por evasión de impuestos y el entonces viceministro del Interior lo llevó personalmente a la prisión y luego enviado a la Guayana Francesa, con destino a Lyon, Francia.

Barbie no creía que fuera llevado a Lyon. Ya en la pista, Sánchez le preguntó: "¿No recuerdas haber enviado a 600,000 judíos a campos de concentración y cámaras de gas? Como personalmente mataste a tantos en Lyon, vas a volver allí".
"Pero", dijo Barbie, "en la guerra hay ganadores y perdedores" y Sánchez le respondió "entonces perdiste, es hora de pagar"
Gustavo Sánchez confesó su miedo a las represalias de las muchas facciones radicales vinculadas a Barbie en Bolivia. Lo mismo sucedió en Francia, donde fue el único testigo boliviano durante el juicio y los partidarios de Jean-Marie Le Pen, que simpatizaban con los nazis, estaban detrás de sus pasos.
"Acta de lealtad"
Más fechorías fueron descubiertas, entre ellas, el "acta de lealtad"[2] que había suscrito Altmann con el coronel golpista Luis Arce Gómez, el 12 de febrero de 1980, cinco meses antes del sangriento golpe de estado liderado por Luis García Meza

En dicha acta se comprometía a prestar servicios de orden incondicional con el Ejército de Bolivia dentro de la especialidad de Inteligencia, a participar directamente en planeamientos y operaciones que requiera el Ejército de Bolivia y donde se requiera su participación activa. En retribución, el coronel Luis Arce Gómez, a nombre del Ejercito Nacional le otorgó, con venia de las entonces autoridades militares bolivianas, el grado de teniente coronel Honorífico y le garantizó su actividad dentro de país.
El paramilitar Guido Benavides, a cargo de la Dirección de Orden Político durante la dictadura, al recapitular los métodos de tortura aplicados durante las dictaduras de Banzer y García Meza dijo: "El mejor asesor que ha tenido el Ejército en esas épocas ha sido Klaus"
Durante su viaje sin retorno a Francia, Klaus Barbie fue entrevistado[3] por Carlos Soria Galvarro, quien quedó impresionado por el cinismo del nazi. "¿Se puede, por ejemplo, dejar pasar sin comentario la idea de que lo fundamental en una guerra es ganarla, puesto que así se justificaría todo para la historia, desde el punto de vista de los vencedores?", comentó Soria.

Durante la entrevista, el Carnicero de Lyon le compartió que sintió gran emoción a su llegada a La Paz, cuando vio por las calles a los "camisas blancas" de la Falange haciendo el saludo fascista y que simpatizaba con el dictador Banzer.

Durante su permanencia en Francia, el equipo periodístico boliviano acopió valioso material complementario a la entrevista con Barbie, testimonios de la resistencia francesa, sobrevivientes, etc. Pero desafortunadamente todo desapareció, se extravió o fue borrado deliberadamente en el canal estatal de televisión boliviana. La entrevista a Barbie se salvó porque anticipadamente Soria había hecho una copia.
Seguidores y admiradores contemporáneos
La lista de admiradores, colaboradores y de exponentes del nazismo y el fascismo en Latinoamérica no es corta y aún queda mucho por investigar y hacer público. Hace poco se supo sobre la ruta del dinero nazi en la Argentina cuando se descubrió[4] que miles de seguidores de Hitler remitían dinero a Suiza desde Argentina. En Chile por ejemplo aún queda mucho por investigarse sobre el rol de los nazis y su "Colonia Dignidad" y Pinochet.

El Plan Cóndor de la década de los 70 tuvo relación directa con esos personajes que se escondieron en Latinoamérica. El objetivo de la operación era la destrucción física de la oposición política de izquierda: políticos, diplomáticos y figuras públicas prominentes; se cuentan por miles las víctimas que fueron torturadas, desaparecidas y asesinadas durante esos años de terror.
Hoy en Brasil, Olavo Carvalho, el asesor del actual presidente brasilero, Jair Bolsonaro, es un abiertoadmirador[5] de Julius Evola y Giovanni Gentile, inspiradores del movimiento neofascista de Europa. Los brotes están por doquier y parecen hoy renovarse al son de algunos tambores militares
Queda claro que, si bien hubo derrota militar del nazismo, la ideología fascista persiste. Esa es la guerra permanente que no debe descuidarse ni minimizarse.
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