Matthis Platzeck
Matthias Platzeck — presidente del Foro germano-ruso desde 2014. Miembro del Partido Social-Demócrata de Alemania (PSDA) desde 1995. Primer ministro de la región de Brandeburgo (2002−2013). Ejerció la presidencia del PSDA (2005−2006). Alcalde de la ciudad de Potsdam, capital de Brandeburgo (1998−2002). Ministro para asuntos de medio ambiente y planificación regional de la República Democrática de Alemania (RDA) de1990 a 1998. Ministro sin cartera del gobierno de transición de la RDA en 1990 y luego integró el Bundestag como miembro de la Cámara Popular de la RDA (Volskrammer). Miembro fundador y vocero de la asociación "Liga Verde" en 1989. Fue miembro del parlamento estatal, Landtag, de Brandeburgo por la Alianza 90 entre 1990 y 1992. Matthias Platzeck estudió cibernética biomédica en la Universidad Técnica de Ilmenau, en Turingia, tras lo cual recibió el diploma de ingeniero. Nació en 1953 en Potsdam, en la RDA.
Memoria sincera-responsabilidad alemana
Recordar nuestro pasado es un mandato que le toca a Alemania más que a ninguna otra nación en Europa. Nos dejan ahora los testigos que pueden compartir sus experiencias de una guerra horrible, iniciada por el Reich alemán, desatada el 1 de septiembre de 1939, con la invasión alemana contra Polonia. La tarea de no olvidar esa tenebrosa herencia se vuelve cada vez más difícil. Pero ahora, cuando el antagonismo entre Oriente y Occidente con una nueva imagen, predomina en nuestro continente, debemos tomar esa tarea con más seriedad que nunca antes en el pasado, guiados por la responsabilidad de nuestro futuro.

El 75 aniversario de la Victoria sobre el fascismo, que celebramos en este año, nos recuerda que de ninguna forma podemos dejar en la sombra ni que se pierda la memoria de millones de víctimas de la agresión y la guerra de exterminio que desató Alemania contra la Unión Soviética. Deberíamos pensar profundamente sobre las palabras de Peter Jan, director del museo Germano-ruso en Berlín, Karlshort, quien indicó: "Tal parece que, junto con la nueva confrontación entre la Federación de Rusia y la OTAN, que comenzó en 2014, está disminuyendo la voluntad de reconocer su propio papel criminal en la guerra contra la Unión Soviética. En la interpretación simplista de los sucesos actuales, "los rusos" aparecen nuevamente como los culpables de los crímenes y, como consecuencia, también los culpables de la historia".

El Museo Berlín-Karlshort conserva vivo en la conciencia pública y el recuerdo de los crímenes cometidos por los alemanes contra los pueblos de la Unión Soviética, por cierto, en un lugar emblemático e histórico: En Karlshort, el sitio donde el ejército alemán firmó el 8 de mayo de 1945 la capitulación incondicional. La reducción de la empatía hacia las víctimas de los crímenes alemanes, a juzgar por las quejas del antiguo director de ese museo, es estremecedora.

En nuestros tiempos, cuando la paz no se puede tomar como algo dado por hecho en nuestro continente, nosotros estamos obligados a nunca olvidar los sufrimientos que los alemanes le causaron a la Unión Soviética, debemos rendir el debido respeto que se merecen las víctimas y hacer todo lo posible para una reconciliación.
La sensibilidad histórica y la sinceridad nos pueden ayudar a curar las heridas que son ahora tan profundas como en la época de la Guerra Fría
Ahora en Europa, lamentablemente, más bien vemos todo lo contrario. En septiembre de 2019, el Parlamento Europeo aprobó una resolución dedicada a la política de la memoria histórica. En ese documento, dedicado al aniversario del inicio de la guerra, se constata la importancia de conservar la memoria histórica "para reforzar la fortaleza europea frente a las amenazas externas" y se afirma que "la Segunda Guerra Mundial, la más destructiva en la historia de Europa, fue iniciada como resultado directo del tristemente célebre acuerdo germano-soviético del 23 de agosto de 1939, también conocido como Pacto Molotov-Ribbentrop, y sus protocolos secretos".

Después de 80 años de la agresión alemana contra Polonia, el Parlamento Europeo, con su resolución realizó una nueva interpretación de la historia. Como los instigadores de la guerra aparecen los firmantes del pacto de no agresión, es decir, por igual Alemania y la Unión Soviética. El aporte de los pueblos de la Unión Soviética en la liberación de la dictadura nacional-socialista, cuyo peso principal recayó en los pueblos rusos, ucranianos y bielorusos, no es valorado como amerita.

Si existe algún país que esta obligado a nunca cerrar los ojos ante los hechos históricos, ese país es Alemania.
Nosotros no podemos quedar indiferentes si ahora el Parlamento Europeo cambia la responsabilidad alemana en esos hechos históricos pasados
Con motivo del 40 aniversario del fin de la guerra, Richard von Weizsacker, presidente federal de Alemania de 1984 a 1994, al hablar en el parlamento federal, Bundestag, advirtió: quien cierra los ojos ante el pasado "dejar de ver el presente" y así "más fácil resultar ser contagiado por una nueva infección".
En la historia del pasado siglo, Alemania dejó su huella catastrófica y maligna, y nadie debe tener el derecho de ocultarla
Nosotros no podemos subestimar el peligro que emana de esta alteración histórico-política realizada por el Parlamento Europeo, pues el peligro para Alemania, donde crece la fuerza de los conservadores alemanes, y para la Unión Europea, donde las elecciones de 2019 reforzaron la posición de los partidos de la derecha populista y de los partidos de derecha en el continente europeo, que en los últimos años se ha tornado más preocupante.

Alemania debe tomar en serio su responsabilidad por la paz. Nosotros no podemos mirar cruzados de brazos, cómo la memoria sobre los crímenes de la guerra pasada se utiliza para confrontar a Europa con Rusia y cómo las grietas en el continente se vuelven más profundas.

Una de las enseñanzas de la historia alemana es que ningún otro país tiene tanta responsabilidad por la paz como el nuestro.
Nosotros estamos obligados a entender la memoria histórica exclusivamente, como un mandato para buscar el entendimiento mutuo y el equilibrio por el bien de la paz en Europa
Por lo tanto, quisiera, que nosotros los alemanes, a pesar de las discrepancias políticas actuales, celebráramos el final de la Segunda Guerra Mundial más cerca de Rusia para mostrar, con nuestra sincera memoria, nuestra predisposición a hacer todo por un futuro pacífico en Europa.
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