Son innumerables los intentos hoy en día de cuestionar los resultados de la Segunda Guerra Mundial, para reescribir las decisiones del Tribunal de Núremberg. Es absolutamente blasfemo intentar culpar a la Unión Soviética de desencadenar la guerra más terrible de la historia de la humanidad, un país que hasta el final defendió la idea de crear un sistema de seguridad colectiva en Europa y prevenir cualquier manifestación de agresión.

Si se les pregunta hoy a los jóvenes europeos sobre quién ganó la Segunda Guerra Mundial, no dudarán en responder: "Estados Unidos". No obstante, cuando recurrimos a los números y tratamos de evaluar quién y cómo contribuyó a la Victoria, obtenemos la siguiente imagen. Durante la Operación Overlord, los aliados se enfrentaron a 23 divisiones alemanas, mientras que en el Frente Oriental, en la operación ofensiva bielorrusa Bagratión, las tropas soviéticas se enfrentaron a 179 divisiones, de las cuales 74 se concentraron directamente en Bielorrusia.

Es obvio que fue el Ejército Rojo el que sufrió la peor parte de la guerra. Para derrotar a un enemigo tan poderoso, la Unión Soviética utilizó todos los recursos posibles.

Cuantificar las pérdidas de la URSS en la Gran Guerra Patria sigue siendo uno de los problemas científicos sin resolver por los historiadores. En 2015, el Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia anunció los siguientes datos: pérdidas militares irrecuperables — alrededor de 12 millones de personas, en cuanto a las pérdidas humanas totales de la URSS, entre militares y civiles, 26,6 millones de personas. En 2017, la Duma Estatal divulgó otras cifras, según las cuales las pérdidas irrecuperables de la población de la URSS como resultado de la acción de todos los factores de la guerra, incluida la hambruna de la posguerra, ascendieron a casi 42 millones de personas.

No obstante éstas cifras, algunos persisten en los intentos de consignar al olvido este colosal sacrificio humano por el bien de toda la humanidad, y esto se inició inmediatamente después de los juicios de Núremberg. Incluso entonces, los antiguos aliados emprendieron el proceso de borrar la hazaña del Ejército Rojo, aunque todos sabían perfectamente quién hizo la contribución decisiva.

Ni los británicos, ni los estadounidenses estuvieron en Europa durante la crucial batalla de Moscú y tampoco estuvieron durante la crucial batalla de Stalingrado.

Vale la pena recordar que ya en abril de 1945, es decir, un mes antes del final de la Segunda Guerra Mundial, Churchill ordenó el desarrollo de un plan para un ataque a la Unión Soviética, bajo el nombre en código "Impensable". Obviamente, el plan no se implementó solo porque el Estado Mayor británico no vio ninguna posibilidad de victoria en esta nueva guerra total, ya que la URSS tenía una superioridad militar significativa sobre el contingente de aliados en Europa.

El desarrollo de planes similares, pero con el uso de armas nucleares contra la Unión Soviética, se convirtió en una rutina para los británicos y estadounidenses. Y así, cada vez, les frenó la falta de una oportunidad significativa de éxito en tal guerra. Por esta razón, se eligió la táctica de relegar al olvido la hazaña de los pueblos soviéticos: rusos, ucranianos, bielorrusos, kazajos, armenios y muchas otras naciones y pueblos que entonces habitaban un solo país.

Sin embargo, sigue siendo un misterio qué tipo de amenaza puede representar la Rusia moderna para la Alianza, cuando la proporción de presupuestos militares es de 1 a 20.

A pesar de esta proporción de gasto militar, los países occidentales, con la asistencia activa de los países bálticos, Polonia y Ucrania, están incitando al odio hacia la Rusia actual. Están tratando de borrar de las mentes de los jóvenes la verdadera memoria de la guerra y cambiar las cosas de tal manera, como si hubiese ocurrido que la Alemania de Hitler y la URSS iniciaron la Segunda Guerra Mundial por mutuo acuerdo.

En este sentido, la apertura del Portal En Honor a la Victoria! es un paso transcendental y oportuno. Estoy seguro de que se convertirá en uno de los pilares confiables de la lucha internacional para preservar la memoria histórica y defender los ideales de nuestra Gran Victoria común.