Mijail Alexeevich Moiseev
Mijail Alexeevich Moiseev — general de Ejército, doctor en ciencias militares, presidente de la Unión Rusa de Veteranos, Inspector General del Ministerio de Defensa de Rusia. De 1988 a 1991, fue jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Unión Soviética y viceministro primero de Defensa de la URSS. Participó en la dirección, construcción y rearme de las Fuerzas Armadas, en la concertación de acuerdos internacionales entre la URSS y Estados Unidos para la limitación del número de armas estratégicas ofensivas y convencionales. Dirigió la elaboración y puesta en práctica del plan estratégico de la retirada de la agrupación de 103 mil militares soviéticos de Afganistán. En la década de 2000 fue miembro de la Junta del ministerio de Defensa, diputado de la Duma (cámara baja), vicepresidente del Comité de Trabajo, Política Social y Asuntos de Veteranos de la Duma. En las Fuerzas Armadas, pasó por todas las etapas del servicio militar, desde jefe de una tripulación de tanques hasta comandante del Ejército. Nació en 1939, en la provincia de Amur.
Defenderemos la verdad sobre la guerra, salvemos al mundo de la catástrofe
La Gran Guerra Patria con los ocupantes fascistas alemanes dejó una huella profunda en la memoria histórica de nuestro pueblo. Para nosotros, los hijos de la guerra, herederos de la Gran Victoria, esa contienda fue una dura prueba de supervivencia, para la conservación de la propia existencia de los pueblos eslavos y de la civilización en general.

En una dura y sangrienta lucha, el pueblo soviético conservó su soberanía nacional y defendió la Patria. Al derrotar a las fuerzas principales de la reacción mundial, la Unión Soviética y su Ejército Rojo cumplieron con una gran misión libertadora en Europa y Asia y realizaron un aporte decisivo para salvar a la civilización europea y mundial.

Tres cuartos de siglo separan a la humanidad de la Victoria sobre el fascismo. Entre más se adentra en la historia ese acontecimiento, más significado adquiere en la conciencia mundial. La Segunda Guerra Mundial, sin dudas, es una epopeya en la vida de la humanidad. El fascismo fue liquidado en Alemania y en algunas naciones de Europa. Esa guerra fue una alerta para la civilización humana sobre la posibilidad de una catástrofe que pudo llevar al fin del planeta. Actualmente se conserva como una enseñanza para los que vivimos hoy.

En el mundo actual, en tiempos de una confrontación en la esfera de la información, las fuerzas progresistas se ven obligadas a defender la verdad sobre la guerra, sobre la victoria, a luchar contra el renaciente fascismo, el racismo y el extremismo.

Entre más se acerca el aniversario de la Victoria, más fuerte es la lucha ideológica. Nuestros enemigos principalmente atacan la verdad histórica sobre la guerra: se pone en duda todo el aporte de la Unión Soviética a la Victoria sobre el fascismo.
El papel decisivo de la Unión Soviética en el derrocamiento del Tercer Reich, para nosotros y nuestros amigos fue tan evidente, que nunca pensamos que alguien pudiera ponerlo en duda
La verdad histórica es uno de los valores básicos, una especie de fusión de la sociedad con el estado. La falsificación de la verdad y la revisión de la historia tienen como evidente objetivo la destrucción de la unidad nacional, la amistad entre los pueblos y la creación de desconfianza en el gobierno. Es sumamente importante que ese entendimiento se vea reflejado en las enmiendas de la Constitución de la Federación de Rusia.

En mayo de 1945, la Unión Soviética se consideró como el principal triunfador en la Victoria sobre el fascismo. Pero en los años posteriores se escucharon los primeros llamados a revisar los resultados de la II Guerra Mundial. Fuimos testigos de cambios globales en las evaluaciones de los resultados de la guerra en todo el orbe.

Con merecido respeto a nuestros aliados, quiero subrayar que la victoria en la II Guerra Mundial se alcanzó con los esfuerzos propios de los países miembros de la Alianza antihitleriana. Un aporte significativo también lo tuvo la participación de los aliados que derrocaron y tomaron prisioneras a 176 divisiones enemigas.

Sin embargo, el peso decisivo lo tuvo el aporte del pueblo soviético. Durante cuatro años, el frente de batalla soviético-alemán concentró la mayor cantidad de fuerzas y medios de la Alemania nazi.

Contra las fuerzas soviéticas actuaron al mismo tiempo entre 190 y 270 divisiones del bloque fascista, las más preparadas y mejor armadas, es decir, más de tres cuartas partes del total. Las pérdidas de la Unión Soviética se calculan en 26,6 millones de personas. Las fuerzas de ocupación destruyeron y quemaron parcial o completamente 1710 ciudades y poblados, así como más de 70 mil aldeas. La suma de las pérdidas que sufrió la Unión Soviética fue de 679 mil millones de rublos, de acuerdo con el curso de aquella época. Las pérdidas de las Fuerzas Armadas de la Unión Soviética en lo que se refiere a los principales tipos de armamentos en los años de la guerra fueron de 96 500 tanques y cañones autopropulsados, 317 500 armamentos y morteros, así como 88 300 aviones de combate.

Como resultado de la Victoria en la Gran Guerra Patria, creció en gran medida la autoridad de la Unión Soviética en el mundo y se ampliaron las relaciones con otros estados.

La Unión Soviética salió de la guerra como una superpotencia fortalecida y potente, que ejercía una determinada influencia en todo el entorno del mundo de posguerra.
La experiencia histórica confirmó que contra la guerra es necesario luchar para que ella nunca se inicie. Para ello es necesario la unión de todas las fuerzas amantes de la paz. Con la amenaza militar es necesario luchar permanentemente, insistente y resueltamente
En estos momentos, la falsificación de la historia sobre la Segunda Guerra Mundial tomó un carácter generalizado. En esa tarea participan decenas de estados, cientos de organizaciones sociales internacionales. La opinión pública mundial esta bajo la influencia de la propaganda enemiga.

El colmo del cinismo lo constituye la resolución aprobada por el Parlamento Europeo "Sobre la memoria histórica", del 19 de septiembre de 2019, en la que la responsabilidad por haber desatado la Segunda Guerra Mundial se le adjudica de igual forma tanto a la Alemania hitleriana como a la Unión Soviética. Frecuentemente, los iniciadores de esa resolución, en una muestra de odio contra todo lo soviético, son estados nacionalistas como Polonia, Ucrania y las naciones con costas en el mar Báltico.

La política y estrategia de los antiguos aliados de la Alianza Antihitleriana persigue objetivos comunes: desacreditar a Rusia ante la comunidad mundial, dañar su autoridad internacional, destruir los logros, la confianza y dignidad del pueblo en sí mismo. Precisamente por eso, la Unión Soviética, como principal vencedor en la guerra contra el fascismo, no concuerda con el mencionado objetivo de los antiguos aliados.

En el periodo de posguerra, la Unión Soviética fue reconocida como gran potencia, ocupó un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU y en otras organizaciones internacionales. Sin embargo, después de la desintegración de la Unión Soviética, al entregar muchas posiciones en la esfera política y militar, la Federación de Rusia perdió su estatus en la comunidad internacional. Ello influyó realmente en las relaciones con Estados Unidos y otras naciones de la alianza occidental. En realidad, el mundo llegó a la unipolaridad, bajo la dirección de Estados Unidos.

En el siglo XXI, el mundo occidental no esperaba un renacimiento tan dinámico de Rusia. La unidad de los pueblos y la fidelidad con nuestra historia nos permitió renacer y nuevamente entrar en la lucha contra el odio ideológico, el militarismo, por la paz y la solidaridad internacional.

Por iniciativa de la Asociación Rusa de Veteranos, en 2015 se creó la nueva organización internacional "Comunidad de organizaciones antifascistas-Frente Antifascista". Se establecieron las principales direcciones de la lucha contra el renacimiento del nazismo y el fascismo.

La comunidad internacional de veteranos cuenta ahora con una organización, cuyo objetivo consiste en la consolidación de las fuerzas progresivas del mundo contra el fascismo, principal causa de la guerra. El peso decisivo en la lucha común contra el nazismo y el extremismo religioso lo juega la Organización Internacional de combatientes de la resistencia (FIR), la Federación Mundial de Veteranos de la Guerra (FPMAK) y la Confederación Internacional de los Antiguos Prisioneros de Guerra (KIAPG). Con ellos mantenemos relaciones de trabajo.

Los herederos del nazismo alemán y del fascismo italiano, los neofascistas del siglo XXI, hacen todo lo posible para borrar de la consciencia de las personas todos los crímenes cometidos por sus antecesores. Se emplean todos los métodos: la falsificación de los hechos, mentira, la difamación y la justificación de crímenes, para que la gente tenga dudas sobre las barbaries cometidas por los fascistas y convertirlos así en zombis indefensos.

En varios países toma fuerza la lucha contra los monumentos y memoriales, se intensifican los procesos de "descomunización". Los líderes de esas tendencias son Polonia, Ucrania y las naciones del Báltico. En esas naciones crearon su nido venenoso los extremistas de todo tipo.

La comunidad internacional de veteranos cada vez se pronuncia más resueltamente por la paz y por impedir una revancha histórica de las fuerzas nazistas y profascistas. Además, ve en los veteranos de Rusia a los herederos de la Gran Victoria y una fuerza poderosa, capaz de unir a los destacamentos nacionales de los veteranos de la antigua Unión Soviética, de los países de Europa del este, de las organizaciones antifascistas internacionales en una unión antifascista monolítica, en una internacional que podría enfrentarse al renacimiento del fascismo y conservar la paz.

La Unión de Veteranos de Rusia (RSV) sigue un curso consecuente para la consolidación del movimiento de veteranos. Estamos seguros que las organizaciones de veteranos, unidos en un mismo propósito, serán capaces de resolver de forma efectiva las tareas que debe resolver la asociación, no solo ahora sin en la perspectiva.

Nosotros le prestamos gran atención al asunto de la educación en los valores del internacionalismo de los ciudadanos rusos, el refuerzo de la amistad entre los pueblos. Solo un verdadero amante de su Patria puede enfrentarse activamente a las manifestaciones de nacionalismo, defender los principios del internacionalismo y de la amistad entre los pueblos.

La educación de la juventud para valorar lo positivo, en el heroísmo y los ejemplos del servicio fiel a la Patria constituye nuestra principal misión histórica, delegada a nuestra organización de veteranos por el Comité Soviético de Veteranos de la Guerra (SKVV). En septiembre de 2020, nosotros vamos a celebrar el 64 aniversario de la creación de la SKVV y el 75 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Ahora, junto a nuestro pueblo, vamos a celebrar el glorioso aniversario de la Victoria sobre el enemigo más despiadado y peligroso de todo el mundo: el nazismo alemán. En ese mismo año de celebraciones, vamos a evaluar los logros del programa del RSV "Educación patriótica de los ciudadanos de la Federación de Rusia entre 2016 y 2020".

En los días que restan para la celebración vamos a recordar nuevamente a los veteranos de la Gran Guerra Patria y les agradeceremos de corazón por la Victoria, les desearemos salud y muchos y activos años, un cielo de paz. Los mismos deseos los dirigimos a los participantes en el proyecto "En honor a la Victoria" y a todos los lectores de la página web.

¡Felicidades, amigos!
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