Existen diversas maneras de abordar el tema del Nazismo y del Fascismo en el Paraguay. Una de ellas es dentro del contexto mundial de esa época, o sea desde su surgimiento, luego durante la II Guerra Mundial y lo que ocurrió inmediatamente después de la finalización de esa cruenta guerra.

El Nazismo no ha terminado con la rendición de la Alemania Nazi, representada por el Mariscal de campo Wilhelm Keitel, que firmó la capitulación incondicional aquel 9 de mayo de 1945, (hora de Moscú), ante el Mariscal de la Unión Soviética Gueorgui Zhúkov y lo demás comandantes de las fuerzas aliadas.

El Nazi-Fascismo no ha sido desterrado totalmente del Paraguay. Sus diversas manifestaciones políticas tienen aún, en mayor o menor grado, vigencia.

Difícilmente el tratamiento de la presencia del fascismo y del nazismo y su instalación en el Paraguay, pueda ser abordado fuera del contexto mundial de profunda crisis del capitalismo, de la inestabilidad del orden internacional heredado de la primera guerra mundial.

Esta coyuntura de crisis y de inestabilidad, se caracterizó por las agrias disputas entre Francia, Gran Bretaña, Alemania y posteriormente Estados Unidos, por la hegemonía y dirección de los asuntos internacionales. Francia y Gran Bretaña defendiendo sus dominios coloniales, frente al apetito de los alemanes.

Es más que importante mencionar que en el escenario mundial que se perfilaba como cambiante, se produjo una de las transformaciones históricas más trascendentales del siglo XX en Rusia. Este acontecimiento de 1917, significa una variación cualitativa de la relación de fuerzas, así como la ruptura del consenso de las potencias, más allá de sus contradicciones, sobre la intangibilidad de ese orden de naturaleza colonial y profundamente racista e imperialista.

A partir de esa ruptura del modelo occidental "civilizado", se acentúa y profesionaliza en occidente la campaña rusófoga, profundizando la ruso fobia, intentando mantener a Rusia, como lo hiciera en largos periodos de la historia, en la periferia de la "Europa Civilizada". La temática anti-rusa asume características casi paranoicas en Occidente, rusofobia que persiste hasta nuestros días.

Fue esa Europa civilizada la que, sin embargo, mantuvo a pueblos enteros sometidos a su dominación colonial durante siglos, expoliándoles hasta límites inimaginables de barbarie.

América Latina no permaneció aislada de este mundo de transición hacia un nuevo orden internacional que verá la luz luego de 1945. Ello aun cuando fuera siempre considerada como un patio trasero de los Estados Unidos. A pesar del férreo control norteamericano ejercido en toda la región desde inicio del siglo XX, las disputas por el poder mundial, también produjo ecos y movimientos en América Latina.

En los inicios de los años 30 del siglo XX la región se encontraba sumergida en una feroz disputa entre las potencias dominantes de la época. El ascenso del Partido Nacional Socialista en Alemania fue un elemento de primer orden que despertó simpatías en gobiernos de la región.

Con la finalización de la fratricida Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia (1932−1935), el hegemónico Estado liberal, oligárquico y latifundista, creado a partir del genocidio de 1964−1970 (Guerra de la Triple Alianza) estalló en una profunda crisis. Como respuesta a esta crisis de Estado, surgió el nacionalismo como contrapoder hegemónico alternativo.

En 1936 se produce el acceso al poder el coronel Rafael Franco, cuyo gobierno de coalición contaba con connotados simpatizantes fascistas, tal el caso de Gómez Freire Estévez. Asimismo, el gobierno de coalición contaba con el decidido apoyo de un sector de Oficiales de Caballería de explicita simpatía fascista y una especie de fuerza paramilitar de persecución de comunistas. Este grupo ejerció una gran influencia durante el gobierno de Félix Paiva (1937−1939), luego del derrocamiento del gobierno de Rafael Franco.

La penetración nazi no era ignorada por las autoridades nacionales, más bien, como el caso del gobierno de Higinio Morínigo (1940−1948), demostraron abierta simpatía hacia Alemania y el Eje. Solo bajo presión de Estados Unidos, y cuando ya la derrota alemana era irreversible, en febrero de 1945, después de vacilaciones, declara la guerra a Alemania y al eje, en un acto más simbólico, de esta manera se sumó a los aliados. Un acto más simbólico puesto que Paraguay no aportó nada.

En lo que concierne a la influencia aria en tanto que raza pura, ya a finales del siglo XIX, y antes de la creación del Partido Nacional Socialista de los trabajadores de Alemania, varios alemanes nacionalistas y antisemita, emigraron al Paraguay.

Bernard Foster con su esposa Elizabeth Nietzsche (hermana del filósofo Friedrich Nietzsche), llegaron a Paraguay en 1887. Esta pareja fue la fundadora de la ciudad de Nueva Germania. Estos personajes, si bien fracasaron en su tarea socio-política, sentaron las bases política e ideológica de la presencia germinal del nazismo.

Mencionamos en primer lugar El Partido Nacional Socialista Alemán (Partido Nazi) el cual enraizó presencia en el Paraguay en 1928 y creado en Colonia Independencia, recibiendo la aprobación oficial desde Alemania en 1929. Fue la primera organización política en el exterior en ser reconocida como organización nazi. Los primeros pobladores de la Colonia Independencia, fueron militares de la Primera Guerra Mundial.

Fue en 1928 que el fascismo italiano sienta presencia en el Paraguay con la creación de la primera sección nacional del Fascio, aunque hay que señalar que no tuvo la fuerza ni la influencia del Partido Nacional Socialista local.

En 1932, el Partido Nacional Socialista ya consolidó su presencia en Colonia Independencia, extendiéndose en el departamento del Guiará. Otra ciudad en la que tuvo destacada presencia fue en San Bernardino, que, además, fue la primera colonia alemana.

En esta ciudad el predominio nazi era una triste evidente realidad. Una influencia igualmente importante se dio en la ciudad de Altos, localidad ubicada a pocos kilómetros de San Bernardino. En 1933, con la victoria de Hitler, los alemanes migrantes, expresaron abiertamente su pertenencia, pues saludaron el triunfo el Partido Nacional Socialista con banderas con la esvástica negra.

Esta parte de la historia quizá sea la menos estudiada y analizada.

Entre los personajes más conocidos que recibió refugio, se puede mencionar a Josef Menguele, más conocido como el Ángel de la Muerte. Otro nazi refugiado en Paraguay, fue Hans Rudel, el aviador estrella y muy cercano al Fuhrer, igual que Eduard Roschmann, oficial nazi de alto rango, conocido como el carnicero de Riga. Este último murió en Asunción en 1977. Estos criminales recibieron protección explícita y oficial durante la dictadura de Alfredo Stroessner.

Si bien no se puede afirmar que la dictadura de Stroessner fuera abiertamente nazi, sin embargo, y sin caer en anacronismos, es innegable que, con otras dictaduras de la región, tales como las instaladas en Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, practicaron crímenes en gran escala, por medio del conocido Plan Cóndor. Con esa práctica revelaron su carácter y naturaleza fascista en el sentido de la liquidación en masa de cualquier disidente, sea político, social, ideológico, cultural, etc.

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En nuestros días, aun cuando el fascismo y el nazismo históricamente conocidos ya no existan, en la región americana soplan de nuevo, vientos con fuerte carácter neofascista, que, en la práctica, no se revelan muy diferentes.

Finalmente, no podemos afirmar taxativamente, que el nazismo y el fascismo hayan sido sepultados definitivamente de la faz de la tierra, y menos del Paraguay, siguen y seguirán apareciendo falsos mesías con ropaje democrático. Por esto no nos queda más que seguir atentos, alertas, y vigilantes.