Manolis Glezos (1922−2020)
Manolis Glezos es un héroe nacional griego, político, escritor y activista social. En los años de la Segunda Guerra Mundial fue parte de la resistencia griega. La noche del 30 de mayo de 1941, a la edad de 19 años, junto con su compañero de Apostle Santas subieron a la Acrópolis de Atenas, Grecia y arrancaron de allí la bandera fascista con la esvástica. Este hecho inspiró a los griegos a participar en la resistencia contra la ocupación. El régimen nazi los condenó en ausencia la pena de muerte. Durante la ocupación de Grecia, por parte del Eje, Manolis Glezos trabajó en la Cruz Roja de Grecia y al mismo tiempo participó de forma activa en la resistencia. En 1948, en pleno auge de la Guerra Civil en Grecia, fue condenado en varias ocasiones a la pena de muerte por el gobierno nacional. Estando en prisión, en 1951 fue electo como miembro del Parlamento de Grecia. En 1958 fue nuevamente arrestado y condenado por espionaje. La Unión Soviética emitió un sello postal con la imagen de Glezos y luego lo condecoró con el Premio Lenin de la Paz. En 1962, fue liberado, pero luego detenido nuevamente después del golpe de estado ejecutado por los "coroneles negros" en 1967, con apoyo de Estados Unidos. Estuvo preso por un tiempo y luego permaneció en el exilio hasta 1971. Permaneció 11 años y cuatro meses en la cárcel y 4 años y seis meses en el exilio. Después de la restauración de la democracia en Grecia, fue electo al Parlamento Nacional y al Parlamento Europeo, estuvo entre los líderes de los partidos de izquierda, fue arrestado por la policía durante unas protestas en Atenas en 2012. Manolis Glezos nació en 1922, en la isla de Naxos. Falleció el 30 de marzo de 2020.

El texto que sigue fue el último de la autoría de Manolis Glezos y fue escrito a mediados de marzo. Él afirmó: "Esto es lo que yo quiero que la gente sepa. Yo soy fuerte como un tanque soviético".

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, envió un telegrama de condolencia al primer ministro de Grecia Kyriakos Mitsotakis que a la letra dice:

"Estimado señor Primer Ministro, reciba mis más profundas condolencias por la muerte de Manolis Glezos, un gran activista político y social, Héroe de la Resistencia Griega. Manolis Glezos fue un verdadero amigo de nuestro país, fue un firme partidario del fortalecimiento de una amistad ruso-griega mutuamente beneficiosa. Él hizo un gran aporte personal a la lucha contra la falsificación de la historia, contra la rehabilitación de los nazistas y sus cómplices. El recuerdo brillante de su ejemplo seguirá presente en los corazones de los rusos. Le pido transmitir las palabras de sinceras condolencias y de apoyo a los familiares y allegados del extinto".

Los restos de Manolis Glezos reposan en el Primer Cementerio en Atenas, el 1 de abril. La bandera se mantuvo a media asta en Acrópolis en honor a sus valiosas hazañas.
Resguarden la luz en su espíritu, conserven su humanidad
El 19 de junio de 1944, tres unidades de la Wehermacht (las fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi) se reunieron en la aldea Dístomo, en la zona central de la Grecia ocupada. Ellos recibieron información sobre la actividad de un "mercado negro" en esa región, considerado como un crimen y era castigado por los nazistas con la horca, porque los alimentos se enviaban fuera del país para alimentar a sus ejércitos, y solo dejaban migajas para la población local y de esa forma, prácticamente, la condenaban a morir de hambre.

Pero en lugar de contrabandistas, ellos encontraron allí a una docena de combatientes de la resistencia y los rodearon.

Uno de ellos logró escapar y avisar a otros combatientes, que se encontraban en el campamento a unos tres o cuatro kilómetros de la aldea, como recordó Tanos Buras, quien en ese tiempo tenía 20 años. Los guerrilleros atacaron a los nazistas e hirieron de muerte a su comandante. Una mujer le trajo agua, el oficial se lo agradeció y les dijo a sus soldados: "A toda la aldea Kaput, pero no toquen a esa mujer".

Lo que sucedió después fue una de las mayores atrocidades cometidas por los nazistas en Grecia durante tres años y medio de ocupación. Angelos Kastritis, quien tenía 8 años, recuerda como los nazis iban por las casas, derribaban las puertas y las quemaban con lanzallamas.

La madre de Kastritis le dijo a él y su padre que huyeran, mientras ella quedaba en casa con los padres que eran de avanzada edad. Ella creía que los alemanes no harían daño a los ancianos ni a las mujeres.

El resto de lo ocurrido con la familia es descrito en su libro por otro testigo de la tragedia, Argyris Sfountouris, el único niño, que en aquel entonces tenía 10 años y que sobrevivió junto con dos hermanas, escondidos en un pequeño escaparate, donde no los encontraron los nazistas. "Cuando retorné, primero vi a mi abuelo, no tenía la parte posterior de su cabeza. Mi abuela muerta estaba sentada junto a él. En el interior de la casa encontré a mi madre… Ellos le dispararon en la nuca".

Sture Linner, el jefe sueco de la Cruz Roja de Grecia, llegó a Dístomo tres días después. Lo visto por él lo describió en su autobiografía "Mi Odisea": "En cientos de yardas a lo largo de la carretera, en cada árbol estaban colgados cuerpos humanos, atravesados por bayonetas, algunos de ellos estaban aún vivos. En la aldea… cientos de cadáveres de personas de todas las edades, desde ancianos hasta recién nacidos, estaban todos tirados en el barro. Varias mujeres fueron apuñaladas con bayonetas hasta la muerte.
Durante la guerra el siete por ciento de la población de Grecia, más de medio millón de personas, fueron aniquiladas
Cuatro quintas partes de ellos eran civiles y fueron asesinados durante ejecuciones masivas en operaciones de castigo, similares a la que se realizó en Dístomo. Similares masacres ocurrieron en cerca de 250 otras aldeas, ciudades y poblados, incluido en la capital Atenas y en Tesalónica, la segunda ciudad en dimensión en el norte de Grecia.

El mayor asesino fue el hambre, producto de la usurpación de la economía griega por parte de Alemania. Grecia perdió el 97 por ciento de su exportación. La producción agrícola cayó, la infraestructura como las carreteras, los puentes, las vías ferroviarias y los puertos fueron destruidos sistemáticamente. Pasado un año después de pasada la ocupación alemana, Grecia seguía tan extenuada que Gran Bretaña y la Cruz Roja se vieron obligados a distribuir alimentos a los griegos.

Si el pueblo alemán esta vivo hoy, es solo gracias a la muerte de una parte del pueblo griego. Ellos enviaban nuestra cosecha, nuestro aceite de olivo, nuestra carne a la Alemania nazi. "La lucha y la resistencia del pueblo griego jugó un importante papel en el derrocamiento del nazismo", repito en cada clase que imparto a los niños en las escuelas y en las universidades, pues esa resistencia retrasó la agresión alemana contra la Unión Soviética.
Nosotros nunca nos rendimos, la conciencia amante de la libertad de nuestro pueblo resistió en cada ciudad y en cada aldea. Nuestras montañas fueron el hogar de nuestro ejército libertador
Nuestro apoyo fueron los adolescentes y los veteranos del Frente Albano, que combatieron allí después de la agresión de octubre de 1940 ejecutada por el régimen fascista de Mussolini.

Yo recuerdo el transporte público municipal de Atenas, en el que llevaban los cadáveres de miles de personas que morían de hambre en las calles. Yo recuerdo que varias familias enterraron a sus muertos en los patios, sin anunciar nada sobre los fallecidos, para poder recibir las raciones de alimentos que les correspondían a ellos.

Ustedes pueden visitar ahora nuestro memorial antinazi en el suburbio de Kesariani, en las afueras de Atenas, donde el 1 de mayo fueron fusilados 200 comunistas, entre los cuales estaba mi hermano mayor Nikos Glezos, quien en ese entonces tenía 21 años. Eso fue una venganza por nuestra permanente lucha armada.

Mi hermano Nikos dejó un pequeño mensaje, escrito dentro de su gorra: "Amada madrecita, yo te beso y los abrazos a todos, hoy yo voy camino a mi ejecución, para morir por el pueblo griego. Nikos Glezos, Paramithiou 40, Atenas (dirección).

Nótese como él enfatiza que "va camino", eso quiere decir que, como todos sus compañeros, enfrentó su destino sin miedo y con una convicción de que moría por una causa justa. Ellos no se sacrificaron en vano. Ese es su mensaje para nosotros hoy día.
La libertad, los ideales socialistas y comunistas no eran solo palabras, sino la más alta forma de actividad práctica en solidaridad con todos los pueblos que luchaban contra el nazismo. Por eso la unión del pueblo griego con el pueblo soviético en la lucha común contra el fascismo es inquebrantable, inolvidable e insustituible
En Grecia pereció el mayor por ciento de civiles de la población de todos los países ocupados. Nuestra población redujo de 7,3 millones de personas en 1940 hasta 6,8 millones en 1944, hasta el inicio de la Guerra Civil (1944−1949). Esa guerra agregó otros 700 000 muertos, cuando británicos y estadounidenses invadieron nuestro país para evitar que pudiera restablecerse una verdadera democracia.

Como presidente del Consejo Nacional para el cobro de la deuda alemana, quiero decir que, por nuestros cálculos, Alemania le debe a Grecia 162 mil millones de euros (además de los intereses) por concepto de reparación, préstamos y otras obligaciones. En ello se incluye el crédito de ocupación, que Alemania e Italia obligaron a pagar a Grecia en 1941 y siete mil millones de dólares como reparación, en una decisión que se tomó en la Conferencia de Paz de París, con un interés del tres por ciento anual (Grecia demandó 12 mil millones de dólares). Eso se aproxima a los 40 mil millones de dólares con intereses incluidos, al día de hoy. Pero no se trata de dinero.

Luego de 75 años, nosotros debemos lograr que Alemania reconozca que Grecia, la Unión Soviética, Yugoslavia y otros países y naciones fueron víctimas de un horrendo Holocausto.

Es nuestro derecho guardar la memoria histórica. Es una forma de dar continuidad al camino para futuras generaciones, para que nunca olviden las atrocidades cometidas por el más terrible horrible sistema social y político que alguna vez existió en la historia de nuestra humanidad: el nazismo y el fascismo.

Grecia es el único país de Europa que nunca recibió una compensación por parte de Alemania. Nosotros nunca recuperamos muchos de los objetos antiguos, que fueron robados de los museos y regalados a los nazistas por parte de sus colaboradores griegos. Tampoco pudimos recuperar los inmuebles y propiedades arrebatados por los nazistas.

Durante varias décadas, diferentes gobiernos de Grecia renunciaron a demandar el pago de compensaciones. Muchos consideran que eso ocurre porque saben que Alemania nunca aceptará una demanda como esa y que eso podría poner en peligro un importante apoyo que brinda Alemania a Grecia en el marco de la Unión Europea, que va desde el financiamiento durante tres décadas hasta asuntos como el ingreso de Chipre a la Unión Europea, en 2004.

De hecho, los alemanes afirman que, al rechazar pagar las compensaciones, ellos, simultáneamente pagaron gran parte de los fondos que recibió Grecia, a través de la Unión Europea.

En algún momento, las autoridades griegas deben demandar esos pagos, y amenazar, en caso de una negativa, con la ruptura de las relaciones diplomáticas con Alemania. Yo insisto en ese asunto. Eso no es un asunto de venganza, sino una verdadera cura y una compensación para nuestra alma y nuestra memoria.
Nosotros no fuimos héroes. Nosotros hicimos lo obvio: nos levantamos en armas y no nos pusimos de rodilla
Ahora esa es nuestra principal herencia para las jóvenes generaciones. Resguarden la luz en su espíritu. Mantengan su sensibilidad humana, su causa y sus ideas contra la opresión y el fascismo, contra el así llamado derecho de los ricos y los fuertes que desean conquistar sus corazones y almas.
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