Reymi Ferreira
Reymi Ferreira Justiniano, Ministro de Defensa del Estado Plurinacional de Bolivia 2015−2018, durante el gobierno de Evo Morales. Es abogado, con maestría en Derecho Internacional Privado y Doctor en Derecho Constitucional. En 2014 se desempeñó como Embajador Adjunto de Bolivia ante las Naciones Unidas. Desempeñó el cargo de Rector de la Universidad Autónoma "Gabriel René Moreno" de 2008 a 2012 y ejerció de Vicerrector de esa casa de estudios de 2005 a 2008. Ferreira es también escritor, literato e historiador. Autor de una veintena de libros entre ellos "Querer el cielo de adentro" (poesía); "Estampas Cruceñas" (Relato histórico); "Las logias en Santa Cruz" (Ensayo); "La influencia de Andrés Ibáñez en el autonomismo cruceño" (Ensayo histórico); "La conspiración de la mentira" (2016) (Ensayo).
La victoria soviética y la paz mundial
Este año se celebra el 75º aniversario de la victoria de las fuerzas aliadas en Europa, victoria en la que la Unión Soviética jugó un papel protagónico y que le costó grandes pérdidas humanas y materiales. El 9 de mayo de 1945 significó no sólo la derrota militar, sino también ideológica del nazismo y del fascismo, expresiones políticas totalitarias, contrarias al respeto de la vida humana, inculcadoras del odio racial y promotores de la agresión militarista.

El enorme sacrificio del pueblo ruso y soviético en general fue reconocido en una primera instancia por todas las potencias aliadas, como lo demuestra el hecho que aún antes de finalizar la guerra, el rey Jorge VI de Inglaterra hizo forjar una espada en honor a los defensores de Stalingrado.

La heroica resistencia soviética en ciudades como Leningrado y Stalingrado (por mencionar sólo algunas) durante la ofensiva de la Alemania nazi y sus aliados, demostró el temple de un pueblo que nunca pensó en rendirse y que luego de la sorpresa inicial, revirtió todos los avances, con contraofensivas que han quedado grabadas en oro en la historia militar.

Gracias al esfuerzo soviético, fueron liberados de las garras del fascismo Polonia, (lugar donde se pudieron comprobar los horrores del campo de concentración de Auschwitz) Hungría, Rumania, Bulgaria, Checoslovaquia, Yugoeslavia, Albania, Austria y gran parte de Alemania.

Se debe hacer notar que la carga mayor de los primeros años de la guerra recayó sobre el pueblo y el ejército soviético, que durante tres años fueron el blanco del poder militar alemán y sus aliados.
Para mediados de 1944 cuando finalmente se produce el desembarco en Normandía de las otras fuerzas aliadas, el nazismo estaba prácticamente derrotado
Pese a lo anteriormente dicho, finalizada la guerra, la política de algunos países occidentales tendieron a minimizar el aporte soviético a la derrota del nazismo, y por el contrario magnificaron a través de la propaganda las acciones militares norteamericanas, como bien se puede comprobar en la lista de películas sobre la segunda guerra mundial que ha producido Hollywood.

Lo más preocupante sin embargo fue la política de las potencias occidentales de reclutar para sus programas militares a destacadas figuras del Reich alemán. El pragmatismo antisoviético llevó a fundar una alianza militar (NATO) cuyo único objetivo era una potencial agresión a la Unión Soviética.

Esta política llegó al extremo de que las potencias de la NATO no sólo no exigieron el fin del régimen fascista de Franco en España, sino que lo apoyaron y legitimaron, al igual que hicieron con el régimen de Salazar en Portugal.

Producida la disolución de la Unión Soviética, en algunos países que en algún momento fueron parte de la URSS o que habían sido liberados por el Ejército Rojo, surgieron posiciones que no sólo deformaron la historia, sino que abiertamente asumieron como válidas las posiciones de los movimientos fascistas como los de Ucrania, algunos países bálticos y Polonia, en donde sin consideración alguna se derribaron monumentos e incluso se cambiaron nombre de cementerios donde reposan combatientes rusos.

Esas mismas expresiones se muestran en películas, libros que distorsionan la historia, y lo que es más grave, justifican la invasión hitleriana.
En momentos en que en Europa han resurgido con fuerza movimientos políticos de extrema derecha, caracterizados por su violencia contra los extranjeros, el antisemitismo y el revanchismo, consideramos importante relievar la gran gesta liberadora de una nación que sufrió la pérdida de 27 millones de sus ciudadanos en la lucha contra el fascismo
Una lucha que no terminó con liberar su propio territorio, sino que llegó hasta Berlín.

Se debe reconocer además que la pelea no sólo la dio el Ejército Rojo, sino también cientos de miles de partisanos comunistas en Francia, Italia, Holanda, Yugoeslavia, Albania, Polonia, Grecia e incluso la España ocupada ya por Franco. En la propia Unión Soviética los guerrilleros fueron una pesadilla para los invasores.

El año 2016, como ministro de Defensa de Bolivia, tuve el honor de visitar la ciudad de Volgogrado y rendir una ofrenda floral en la colina Mamáyev Kurgan, a la memoria de los defensores de dicha ciudad. En esa impresionante colina en donde se erige el monumento "La Madre Patria llama", uno puede percibir en el ambiente el espíritu de los que la lucharon no simplemente por defender la patria de una agresión, sino también por liberar a la Humanidad de un sistema político retrógrado, sanguinario e inhumano.

En dicha oportunidad pude depositar unas flores también en la tumba de Rubén Ruíz Ibárruri, combatiente español, hijo de la dirigente comunista Dolores Ibárruri (La "pasionaria"), quien cayó como muchos españoles en la defensa de la Unión Soviética.
Se debe hacer notar que la Unión Soviética fue el único país que apoyó a los republicanos españoles frente al golpe de Estado fascista de 1936 que luego derivó en la guerra civil
En América Latina la épica acción de la Unión Soviética reforzó la lucha antifascista, el antiimperialismo y el compromiso de luchar por un mundo pacífico y de respeto al derecho de las personas.

En Bolivia la victoria soviética animó a la conformación de organizaciones obreras y campesinas, las mismas que serían importantes en la Revolución Nacional de 1952, que logró el voto universal, la reforma agraria y una política de integración nacional como antes nunca se había realizado.
Actualmente vivimos en momentos en las que fuerzas ultraconservadoras y chovinistas han asumido el gobierno en varios países de América Latina, y en Europa, peligrosamente existen sectores que quieren revalorizar las ideologías del nazismo y del fascismo
Para justificarse, no sólo que denigran la memoria histórica y el rol de la Unión Soviética en la victoria en la Segunda Guerra Mundial, sino que justifican de forma grosera las posiciones agresivas de los regímenes fascista de la época. Estas posiciones se traducen en ataques xenófobos, en acciones contra los migrantes, en posiciones antisemitas y en el odio como aglutinador la lucha política.

Hoy, a 75 años de la culminación de la guerra, más que nunca debemos recordar la noble entrega de un pueblo a la causa de la Humanidad, de la paz, del respeto a la vida y la solidaridad, que permitieron ondear los primeros días de mayo de 1945 la bandera de los trabajadores y campesinos en Berlín, dando inicio a una nueva época que logró la distensión, el fortalecimiento del Tercer Mundo y el fin de los imperios coloniales en África, Asia, Oceanía y Latinoamérica.

En este nuevo aniversario, rendimos nuestro homenaje y respeto a un pueblo que asumió el desafío de enfrentar el odio, el racismo, el militarismo con entereza y compromiso, esfuerzo que no debe ser olvidado, mucho menos tergiversado.

Gracias, su sangre se convirtió en la arcilla de un mundo más humano.
Términos de uso de la información de este sitio web

Todos los materiales de este sitio web están disponibles bajo la licencia Creative Commons Attribution 4.0 International y pueden ser reproducidos, sin fines de lucro, sin restricción alguna, a condición de que se mencione la fuente original.

La exhibición de simbolismos nazi y fascista en este sitio web, obedece exclusivamente a secundar la descripción del contexto histórico de los acontecimientos de los años 1930−1940; no es propaganda y tampoco justifica los crímenes de la Alemania nazi.